A pocas horas del comienzo del nuevo año, el domingo 31 de diciembre, Rusia declaró que había atacado objetivos «militares» en la ciudad ucraniana de Járkiv, en el noroeste del país en represalia al ataque en Bélgorod, que el Kremlin hizo público ayer atribuyéndolo a Ucrania, y que dejó 24 personas muertas y 108 heridas, según el gobernador de la región homónima fronteriza con Ucrania, Viacheslav Gladkov.
«En respuesta a ese acto terrorista, las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa atacaron centros de toma de decisiones e instalaciones militares en la ciudad de Járkiv», afirmó el Ministerio de Defensa de Rusia en un comunicado publicado en su canal de Telegram.
AUTORIDADES UCRANIANAS OFRECEN OTRA VERSIÓN
Sin embargo, las autoridades locales ucranianas aseguran que los rusos impactaron edificios civiles. Los dos ataques con misiles sobre el centro de Járkiv, en la noche del sábado y la madrugada del domingo, hirieron al menos a 21 personas, entre ellas dos menores de edad de 14 y 16 años, y un asesor de seguridad de un equipo de periodistas alemanes, informó Dmytro Tchoubenko, fiscal jefe regional Járkiv.
Los misiles procedían de Bélgorod (Rusia), según Oleh Synehubov, gobernador de la región de Járkiv, quien añadió:
Estamos trabajando en la reparación de los daños en instituciones médicas, edificios residenciales, tiendas, lugares públicos y medios de transporte
El jefe de la policía regional de Járkiv, Volodymyr Tymoshenko, dijo que las pruebas preliminares sugerían que Rusia había utilizado misiles S-300 como armas tierra-tierra y que un misil impactó en el hotel Járkiv Palace y el segundo en un edificio residencial del centro de Kharkiv. Otros tres alcanzaron una zona industrial, pero no causaron daños.