La Amazonia, una selva tropical crucial para regular la temperatura del planeta, busca un espacio en la cumbre virtual que el presidente Joe Biden celebra este jueves para oficializar el regreso de Estados Unidos a la batalla contra el cambio climático.
El brasileño Jair Bolsonaro es uno de los 40 mandatarios convocados a un encuentro virtual que será retransmitido en directo por internet. Bolsonaro está bajo fuerte presión interna y externa porque la desforestación está en niveles no vistos en 12 años y su política ambiental da alas a la impunidad.
En este contexto, el presidente brasileño se ha comprometido a frenar la destrucción del pulmón verde de la Tierra a cambio de apoyo económico. Su ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, ha cifrado en 10.000 millones de dólares anuales (unos 8.300 millones de euros) lo que debe recibir para eliminar los gases de efecto invernadero en 2050. De ellos, dedicaría mil millones de dólares anuales, el 10% del total, a combatir la desforestación ilegal.
Brasil fue durante años una admirada potencia medioambiental. Pero eso acabó con el aumento de la deforestación a partir de 2012 y ha culminado con Bolsonaro y sus medidas contra la fiscalización ambiental. El presidente ha resistido hasta ahora las innumerables presiones para cambiar a su ministro de Medio Ambiente.
Biden propuso en un debate electoral reunir 20.000 millones de dólares (17.000 millones de euros) para preservar la Amazonia, a lo que Bolsonaro replicó en tono desabrido. Pero ahora el Gobierno brasileño intenta recoger el guante para recaudar dinero en el exterior con el que pagar la lucha contra la deforestación. Un acuerdo que ambos países supuestamente negocian desde hace meses no ha cuajado hasta ahora.
Bolsonaro difundió una carta enviada la semana pasada a Biden en la que se compromete a eliminar la desforestación ilegal para 2030 (algo que Brasil ya prometió en 2016) y propone adelantar una década el plazo para alcanzar la neutralidad de emisiones de carbono (de 2060 a 2050) si recibe apoyo económico. El enviado estadounidense para el clima, John Kerry, le respondió en un tuit: “Esperamos acciones inmediatas y la implicación de los indígenas y la sociedad civil”.