La cifra publicada este viernes supone un aumento del 2,1 % respecto a 2023, cuando se registró la muerte de al menos 8.747 migrantes.
Además lo convierte en el cuarto año consecutivo en el que las víctimas aumentan desde 2020, el año con menos fallecimientos en parte por la reducción de los flujos que provocó la pandemia de covid-19.

Las rutas migratorias de Asia, las de mayor mortalidad
Por primera vez desde 2019 la ruta mediterránea no ha sido la más letal para los migrantes: en ella fallecieron el pasado año al menos 2.452 personas.
El mayor número de muertos se produjo en las rutas de Asia (2.778), donde flujos como el de afganos a Irán se situaron entre los más peligrosos en el mundo.
Por su parte, las rutas migratorias africanas registraron al menos 2.242 muertos, las de América 1.233, y al menos 233 migrantes fallecieron en Europa, según las cifras de la OIM, que utiliza para este seguimiento las estadísticas del Proyecto Migrantes Desaparecidos, permanentemente actualizadas.
«Las elevadas cifras muestran la necesidad de unos sistemas de salvamento y rescate adecuados, así como la necesidad de establecer rutas migratorias seguras y regulares como alternativas a muchas peligrosas travesías», subrayó la agencia de Naciones Unidas.

Muertes violentas
Según la OIM, al menos un 10 por ciento de todas las muertes fueron violentas, algo que la organización atribuyó a las peligrosas travesías en Asia.