El 26 de noviembre, la República Dominicana celebra el Día Nacional del Merengue, una fecha que rinde homenaje a este género musical considerado un símbolo de la identidad y la cultura dominicana. La elección de esta fecha no es casual: conmemora el día en 2005 en que la UNESCO declaró al Merengue como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su influencia histórica y cultural no solo en el país, sino también en el mundo.
El origen del merengue
Aunque los orígenes del merengue no están claramente documentados, se sabe que este género musical tiene raíces africanas y europeas que se fusionaron en el Caribe durante el período colonial. En el siglo XIX, el merengue comenzó a consolidarse como una expresión musical popular en la República Dominicana, asociado inicialmente a las zonas rurales.
El merengue se destacó por su ritmo contagioso, interpretado con instrumentos como el acordeón, la güira y la tambora. Más tarde, evolucionó hacia estilos más modernos, incorporando saxofones y otros instrumentos que ampliaron su alcance y popularidad.
Merengue: expresión cultural e identidad nacional
A lo largo de su historia, el merengue ha sido un vehículo para contar historias cotidianas, expresar emociones y narrar aspectos de la vida dominicana. Desde temas románticos hasta canciones que reflejan problemáticas sociales, este género ha servido como un espejo de la sociedad.
Además, el merengue adquirió un carácter nacionalista durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961), cuando fue utilizado como herramienta de propaganda. Aunque este uso generó controversia, también ayudó a consolidar su lugar como la música representativa del país.
Reconocimiento internacional
El merengue trascendió las fronteras dominicanas a partir de la década de 1960, gracias a artistas como Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, Milly Quezada, Juan Luis Guerra, entre otros, quienes lo llevaron a escenarios internacionales. Canciones icónicas como “La Bilirrubina” o “El Cuchipe” lograron conquistar públicos de toda América Latina, Estados Unidos y Europa.
En 2016, la UNESCO reconoció al merengue como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su capacidad de unir a las personas a través de la música, la danza y la tradición. Este logro marcó un hito en la historia del género y reafirmó su importancia como legado cultural dominicano.
¿Por qué el 26 de noviembre?
La elección del 26 de noviembre como Día Nacional del Merengue también coincide con una serie de eventos históricos que resaltan su relevancia en la identidad nacional. En esta fecha, se recuerda la promulgación del decreto que oficializó el merengue como patrimonio nacional, consolidando su posición en la cultura dominicana.
Celebraciones en el país
Cada año, el Día Nacional del Merengue se celebra con festivales, conciertos y actividades culturales en todo el país. Artistas consagrados y nuevas generaciones se reúnen para rendir tributo a este género que une a los dominicanos. Las calles se llenan de música, bailes y alegría, reafirmando el papel del merengue como una de las mayores expresiones de la identidad nacional.
El merengue hoy: tradición y modernidad
En la actualidad, el merengue sigue evolucionando y adaptándose a las nuevas generaciones. Artistas contemporáneos han fusionado este género con otros estilos, como el reguetón y la música electrónica, logrando mantenerlo vigente en la escena musical global.
Sin embargo, más allá de las tendencias modernas, el merengue sigue siendo el corazón de la cultura dominicana. Celebrar su día no solo es un homenaje a su legado, sino también un compromiso para preservarlo como parte esencial de la identidad nacional.
En el Día Nacional del Merengue, la República Dominicana reafirma su orgullo por una música que representa su alegría, su historia y su espíritu colectivo. El merengue no es solo un ritmo; es una forma de vida que resuena en cada rincón del país y en cada dominicano que lleva su cultura al mundo.
Un día como hoy, en 1854, se escuchó por primera vez la palabra merengue. El artículo fue elaborado por el periódico El Oasi, quien criticó el género, esto por lo sensual que era su baile. Sus movimientos eran tan sensual, que se castigaba a todo aquel que se atreví a bailarlo.